martes, 29 de enero de 2013

Ali Facid y las joyas de la corona



ALI FACID Y LAS JOYAS DE LA CORONA
 

Ali Facid vivía tranquilamente con su familia en una pequeña granja,

una vez se encontró con un monje que andaba por esa zona, con el que entablo una gran amistad,

un día el monje le hablo sobre unas piedras muy valiosas, y le dijo: si llegaras a encontrar una de esas piedras te convertirías en un hombre muy rico y poderoso -Esas piedras de las que hablaba el monje eran diamantes-,

esa noche Ali se acostó pero de tanto pensar en los diamantes no pudo conciliar el sueño y así pasaron varios días y varias noches,

y ahora solo estaba en la cabeza de Ali el hecho de encontrar esas piedras con las que sería un hombre rico y poderoso,

se obsesiono tanto en ese propósito que vendió la granja,

dejo a su bella familia con unos vecino y se fue a buscar esas hectáreas llenas de diamantes,

pasaron los días, las semanas, los meses y no encontró piedra alguna,

sus ahorros se agotaron al igual que sus esperanzas y ya totalmente en la quiebra, cansado y desilusionado una tarde llego a la bahía de Barcelona se lanzó al agua y murió ahogado…

mientras tanto el hombre al que Ali le había vendido su granja encontró en el patio una pequeña piedra, y unos días después el viejo monje llego de nuevo por esos lados, vio la piedra y le pregunto:

¿De dónde sacaste esa piedra?

A lo que él nuevo dueño respondió:

Una mañana arreglando mi jardín la encontré…..

en ese jardín que había pertenecido a Ali estaban las joyas y los diamantes que hoy adornan las coronas de Europa y Rusia, en el propio patio habían hectáreas de diamantes y Ali no lo sabía…

 

MORALEJA:

A veces nuestros sueños nos juegan malas pasadas y eso que deseamos con todas nuestras fuerzas pueden convertirse en el propio final de nuestras vidas, muchas veces las personas buscan la felicidad, el placer, las riquezas en otro lugar sin darse cuenta que las grandes riquezas están en nuestra casa, incluso podemos estar toda la vida tratando de llegar a un destino para al final darnos cuenta de que lo más valioso estaba ahí frente a nuestros ojos.

 

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